Mañana el St. Pauli disputará otra final,
como lo vienen siendo todos los partidos desde que el equipo se encuentra en zona
de descenso y acentuado por el hecho de haber conseguido tan sólo un empate
ante el Núremberg en los últimos dos meses de competición.
El rival a batir en esta ocasión será el Vfl Bochum, que empató los seis primeros partidos en su estadio, no habiendo
conseguido la victoria hasta el octavo encuentro liguero como local. Ello
indica que puede ser una buena ocasión para que los de Meggle puedan al menos
puntuar, aunque hay que recordar que el St. Pauli es el peor visitante de la categoría,
con tan solo dos puntos en los siete choques que ha disputado lejos del
Millerntor.
Para lograr la primera victoria como
visitante, Meggle no podrá contar con las bajas ya conocidas bajas de Nöthe,
Rzatkowski, Kalla, Kringe y Thorandt, a las que se suman las del bosnio Enis
Alushi, que el viernes se someterá a una cirugía en el brazo derecho, y la del
extremo Michael Görlitz, con problemas en el metatarso. El propio Meggle ha
hecho hincapié en el hecho de que “no vale la pena mirar hacia atrás y llorar por
los puntos perdidos en las últimas semanas” y que había que mirar hacia
adelante, en Bochum, donde volverán a tener “la oportunidad y la posibilidad de
lograr los tres puntos”. Por su parte, Friedhelm Funkel podrá contar con toda su plantilla en la escuadra local, salvo acontecimientos de última hora.
Verhoek en el choque de la pasada temporada. |
En el balance histórico del choque, los
piratas han visitado el Rewirpowerstadion en cuatro ocasiones en lo que va de
siglo, llevándose los tres puntos en la temporada 2011/12, cuando ganó al
Bochum por 1-2, con tantos de Bartels y Kruse. La última vez que se enfrentaron en Renania del Norte, el
encuentro acabó en tablas con un doblete de Verhoek, que esperamos pueda volver
a repetir este viernes. Con una victoria, y si se diesen los resultados
propicios en el resto de encuentros de la jornada, el St. Pauli podría abandonar
el farolillo rojo y salir del descenso o, al menos, empatar a puntos en la
última plaza por permanencia.